NO HAY DERECHO

Lo ocurrido hoy en Azpeitia no puede ser calificado más de que de barbaridad. Asesinar a Ignacio Uria es un acto que rechazo que condeno y con el que, simple y llanamente jamás podré estar de acuerdo. En primer lugar por una cuestión moral, por una cuestión ética: desde cualquier punto de vista que quiera mirarse, me resulta inconcebible el hecho de que a un ser humano le pueda ser arrancada la Vida, pues es la Vida lo inherente a cualquier ser, lo inherente a la Persona, el punto de partida de la Humanidad. Porque vivimos, reímos, lloramos, amamos, odiamos, nos relacionamos con otras personas, nos emocionamos, sentimos indiferencia... Porque vivimos somos, y somos porque vivimos. Despojar a alguien de todo eso es ir en contra de su propia existencia, de "su todo".
En segundo lugar por una cuestión de profundas convicciones Ideológicas. Lo más básico de los postulados ideológicos de aquello en lo que creo hondamente y defiendo todo lo bien que puedo son los Derechos Humanos. Creo que es imprescindible defender con vehemencia los Derechos Humanos porque sólo así seremos capaces de conseguir y perseguir la Dignidad de la persona. Y en la base de la Izquierda está la Dignidad de todas las Personas. Y no podemos permitir una vulneración del Derecho Humano más básico, que es la vida.
En tercer lugar por como creo que hay que hay que actuar en política. En política sólo puede estarse por medio de las vías exclusivamente civiles y políticas. Todo lo que quede fuera de ello está condenado al fracaso desde el punto de vista social, y entra en una fuerte contradicción con la propia libertad de acción política. Hay que estar en contra de la violencia siempre. Y siempre hay que estar en contra de todas las violencias.
Y finalmente por una cuestión de puro prurito democrático. Cuando el 99% de la sociedad de Euskal Herria ha dejado bien claro que no está por la labor de que se continúe con nuevos episodios negros como el de esta mañana, quien se autoinstituye en "representante del pueblo vasco" (independientemente de que en la realidad su representatividad sea practicamente nula) tiene la obligación de asumir la palabra del pueblo y obrar en consecuencia. Porque en cualquier caso la palabra del pueblo es Ley, y hay que obedecerla.
Desde aquí mi más sincera solidaridad con los familiares y allegados de Ignacio Uría y con todo el pueblo de Azpeitia. Besarkada handi bat zuei guztiei.